Nuestra historia

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La pasión y un gran conocimiento técnico han llevado a Ferruccio Deiana a la realización de su sueño de fundar una empresa vinícola donde poder plantar sus viñedos y crear sus vinos.

Su misión es la de compartir con los amantes de buenos vinos las bellezas ambientales y la riqueza cultural de Basso Campidano y Parteolla, aquella parte de Cerdeña que desde Cagliari lleva a los barrancos empinados de Serpeddì y de Sarrabus Gerrei, famosa por sus dulces colinas y valles fértiles, desde tiempos antiquísimos, reino de la vid, del grano y del olivo. La fortuna ha querido que su pasión haya sido soportada por su esposa Mariagrazia y que haya encontrado el entusiasmo de su hijo Dario, que ha seguido felizmente las huellas del padre con responsabilidad. Asumiéndose con gusto el compromiso de acompañar al fundador y de continuar el trabajo ya realizado antes de su entrada en la empresa.

Nuevos estudios, investigaciones, experiencias de todo el mundo, han influenciado la labor de la empresa y el impulso hacia nuevas técnicas de conducción de la viña y métodos de vinificación particularmente avanzados y sofisticados. Todo ello ha llevado Ferruccio Deiana a poder dar su máximo aporte técnico en los vinos que crea.

La empresa tiene su sede en Su Leunaxi en el Municipio de Settimo San Pietro, provincia de Cagliari. Conocimientos tradicionales se combinan con las modernas tecnologías para proponer grandes vinos. La bodega cuenta con cien hectáreas de viñedos donde, con el transcurso de los años, han sido elegidas atentamente las variedades plantadas, en base a las características del suelo. Los viñedos se encuentran sobre terrenos levemente ondulados, plantados con el sistema de formación y poda de la vid Guyot, con poda en cordón. Todas las viñas se riegan con sistemas fijos de gota y en las calles internas de la empresa se han plantado olivos.

El núcleo originario de los viñedos, plantado en los primeros años noventa en Leunaxi, en los campos de Settimo San Pietro, es de casi cuarenta hectáreas; las nuevas plantas, en cambio, han sido realizadas en la zona de Sibiola, en los campos de Serdiana.

Todos los terrenos han sido seleccionados, así como cada una de las viñas plantadas, según las características de los distintos suelos para garantizar una producción de vinos de calidad.

Cada viña tiene sus características propias y recibe la atención y el cuidado necesarios: de cada una se obtiene un vino particular que exalta mejor las características de las uvas autóctonas.

El suelo de estas zonas se caracteriza por ofrecer una profundidad óptima para las raíces, de un metro a un metro y medio. Su drenaje es muy bueno en todo el espesor y el subestrato margoso modera la infiltración del agua.

El regadío de gota garantiza, incluso en los meses más cálidos, el aporte hídrico necesario para el mejor desarrollo y la maduración perfecta de los racimos.

"El buen vino nace en la viña", decían y dicen los expertos. La calidad se aseguara también con las cantidades que se obtienen, limitando el número de gemas por cepa, normalmente 5 o 6, sólo para el vermentino, en algunos casos, se llega a 7 u 8 gemas por planta.

Las variedades cultivadas son las más típicas y tradicionales de Cerdeña: Vermentino, Monica, Cannonau, Carignano, Bovale o Bovaleddu, Barbera Sarda, Malvasia, Nasco y Moscato.

La bodega, particularmente moderna, permite realizar la vinificación con los métodos más evolucionados las uvas seleccionadas y recogidas, sólo cuando su maduración es óptima. Todos los procesos de fermentación, maduración, afinamiento son seguidos atentamente y constantemente por Ferruccio, Dario y sus colaboradores con frecuentes análisis en el laboratorio de la empresa.